domingo, 7 de diciembre de 2008

Influencia

Influenza es un tema de Todd Rundgren que charly escuchó y transformó completamente con su propio estilo, según mi opinión es un tema hermoso que no tiene desperdicio, hizo 2 versiones para su CD, una en ingles llamada como la original "influenza" y la otra traducida "influencia" que le dio el titulo al disco. Les comento que escuche la original de Todd Rundgren, y la similitud con la versión de charly es casi nula, lo único que no cambia es la letra. Para ir terminando si tienen la oportunidad de escuchar la original van a ver la gran diferencia. Les dejo 2 videos:

A continuación influenza:



Y acá una versión de influencia diferente:

sábado, 15 de noviembre de 2008

Clics Modernos

Aquí les presento el mejor disco de Charly García como solista, en mi opinión y en la de algunos amigos, este disco reúne un talento incomparable a ninguno, un tema mejor que otro, y ninguno tiene ni el mas mínimo desperdicio, es considerado uno de los mejores discos del rock nacional. Charly lo grabó en EEUU más precisamente en Nueva York, y este fue el primer disco con temas “bailables” (se le atribuye este termino por el cambio en el ritmo) que llegaba a la Argentina. Este disco tuvo una presentación de lujo en el Luna Park durante los días 15, 16, 17 y 18 de diciembre de 1983 (recomiendo el DVD de esta presentación para los que no lo tienen). Los temas del CD son:

1-Nos siguen pegando abajo (pecado mortal) 3:30
2-No soy un extraño 3:18
3-Dos cero uno (transas) 2:09
4-Nuevos trapos 4:08
5-Bancate ese defecto 4:56
6-No me dejan salir 4:21
7-Los dinosaurios 3:28
8-Plateado sobre plateado (huellas en el mar) 5:02
9-Ojos de video tape 3:37

Wikipedia lo define con lo siguiente:

"Clics modernos es un álbum solista del músico de rock argentino Charly García, lanzado en 1983. El álbum ha sido considerado un hito del rock argentino. Incluído como Nº 3 entre los mejores de la historia del rock latino y Nº2 entre los 100 mejores de la historia del rock argentino (Rolling Stone). También es considerado el álbum número 18 del año 1983."

A continuación dejo el tema “Los dinosaurios” de la presentación de este disco:


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Canción para mi muerte

Un piano vertical viejo y no en muy buen estado, un clima de mucha tranquilidad al aire libre, un par de micrófonos, año 1972, un Charly raro que no muchos conocen, sin bigote, un verdadero genio de 21 años, con un estilo muy John Lennon se podría decir, tímido, de espaldas al publico y frente al piano, Nito Mestre de frente con su guitarra y su voz, interpretando “Canción para mi muerte”. Este no es más que uno de los videos que muestra los comienzos de “Sui Generis” no muy conocido para ese entonces, es una verdadera reliquia, así que, a disfrutar!!





Hubo un tiempo que fue Hermoso
y fui libre de verdad,
guardaba todos mis sueños
en castillos de cristal.
Poco a poco fui creciendo,
y mis fábulas de amor
se fueron desvaneciendo
como pompas de jabón.

Te encontraré una mañana
dentro de mi habitación
y prepararás la cama
para dos.

Es larga la carretera
cuando uno mira atrás
vas cruzando las fronteras
sin darte cuenta quizás.
Tomate del pasamanos
porque antes de llegar
se aferraron mil ancianos
pero se fueron igual.

Te encontraré una mañana
dentro de mi habitación
y prepararás la cama
para dos.

Quisiera saber tu nombre
tu lugar, tu dirección
si te han puesto teléfono,
también tu numeración.
Te suplico que me avises
si me vienes a buscar,
no es porque te tenga miedo,
sólo me quiero arreglar.

Te encontraré una mañana
dentro de mi habitación
y prepararás la cama
para dos.

sábado, 1 de noviembre de 2008

BIOGRAFÍA DE CHARLY GARCÍA (Hasta Sui Generis)

Tan polémico como idolatrado, pero dueño de un talento fuera de toda discusión, supo cambiar la historia de la música nacional. Hijo de un físico matemático y de una bailarina, demostró desde muy pequeño -con apenas tres años- su inmensa aptitud para ejecutar el piano. Creador de canciones inolvidables y discos legendarios, se transformó en un mito de nuestro rock.



(Una parte de la 1° biografía de Charly García)


Nació el 23 de octubre de 1951 en el barrio de Caballito. Aunque fue bajo el signo de Escorpio, a veces le gusta decir que es de Libra simplemente porque lo era su máximo ídolo: John Lennon. Carlos Alberto García Moreno fue el primogénito de Carmen Moreno y Carlos Jaime García Lange, un físico matemático dueño de la primera fábrica de fórmica del país, quien venía de una familia adinerada, con antepasados de sangre azul. Sin embargo, en casa de los García no había ningún tipo de ostentación. El bebé nació saludable y robusto, aunque hoy cueste un poco creerlo. Fue el centro de atención de toda la familia hasta que nació su hermano Enrique, un año después. Y se acabaron los privilegios exclusivos a los que estaba acostumbrado. Más tarde completarían Daniel y Josi, la única niña. Aunque Carmen –después de que sus padres no la dejaran continuar con su carrera de bailarina se dedicaba sólo al cuidado y educación de sus hijos quiso que cada uno tuviera una niñera profesional. Y para mayor orden y control, dispuso que cada uno durmiera en una habitación separada. Cuando cumplió tres años, Carlitos recibió su juguete más importante: un pianito. Enseguida sus padres descubrieron que al niño no le interesaba hacer otra cosa que estar frente al teclado y que tenía cierto talento musical. Sorprendidos, estuvieron muy atentos a ello. Resultó increíble comprobar que era capaz de tocar algunas melodías sin ningún tipo de conocimientos previo. Pronto comenzaron las clases de piano.

El día que murió Eva Perón, don Carlos no quiso poner un crespón negro en la puerta de su fábrica. Algunos amigos le recomendaron que lo hiciera pero él se negó. A partir de allí comenzó a sentirse perseguido por las autoridades justicialistas.

Entonces el matrimonio decidió hacer un viaje a Europa para esperar que se calmaran las aguas. Los niños quedaron bajo la tutela de las niñeras, la abuela y una tía malhumorada que según ciertas versiones les pegaba a los chicos ante cualquier travesura. Charly recuerda esa época como angustiante. Se aferró cada vez más a su pequeño piano, intentando olvidar la ausencia de sus padres. A raíz de trastornos nerviosos se le fue desarrollando vitíligo en el cuerpo. Esa enfermedad le dejó la mitad de la cara blanca: “¿Por qué tengo el bigote bicolor? Porque mamá y papá se fueron muy lejos. Los extrañé mucho y así me salió el bigote. No fue antojo, fue un extrañar. Tenía dos años y 32 mucamas”, contaría más tarde con su estilo irónico.


En 1956 entró en el Conservatorio Thibaud Piazzini. El sábado 6 de octubre de ese año dio su primera actuación en público y obtuvo calurosos aplausos por parte de amigos y familiares. A los doce años se recibió con excelentes notas de profesor de teoría y solfeo. Por su excelente oído le ofrecieron una beca para ir a estudiar dirección de orquesta a Italia pero él la rechazó, contra las opiniones de sus padres.

No le interesaba en lo más mínimo esa propuesta que lo alejaría otra vez de sus seres más queridos.

Una noche, Mercedes Sosa fue a cenar a casa de los García Moreno. Al escuchar tocar el piano a Carlitos, le comentó a Ariel Ramírez: “Este chico es como Chopin”. Orgullosa, mamá Carmen no dejó de decir que su hijo era un verdadero genio a cuanta persona se le acercara. El chico amaba la música clásica y odiaba lo popular, al igual que sus padres. Apenas dormía –sentía que si lo hacía era una pérdida de tiempo- y se pasaba los días enteros interpretando a Chopin y Mozart. Hasta que en 1964 aparecieron Los Beatles: “Cuando los escuché me pareció música clásica de Marte”. Allí acabó su carrera de músico clásico. Pidió a gritos que le compraran una guitarra eléctrica, se dejó el pelo largo y comenzaron las pelear con su padre, quien esperaba que se convirtiera en un destacado concertista o en un importante ingeniero.

Esta relación nunca más lograría componerse. Aunque no tenían problemas económicos, empezó a insistirle en que saliera a conseguir algún trabajo para financiar sus “vicios”. Con su madre fue distinto: “Yo siempre supe a dónde iba a llegar Carlitos. Después que nacieron mis otros hijos y nietos me dí cuenta que él era especial. A mí a veces hasta ne daba miedo porque decía: ‘¿Cómo puede ser que un chico de tres años pudiera tocar cualquier cosa en el piano?’. Charly fue una cosa especial, hago mal en decirlo, pero era así”.

En el Colegio Dámaso Centeno conoció a Carlos Alberto Mestre (Nito). En quinto año se hicieron inseparables, pero por su comportamiento indisciplinado, la directora se vio obligada a separarlos de curso, aunque los dos eran buenos alumnos. Fuera del colegio, decidieron armar una banda de música que comenzaría interpretando temas en inglés. Las primeras actuaciones fueron en algunas fiestas de compañeros. Muchos amigos no tenía. Le parecía que los chicos de su edad estaban en la pavada, hablando todo el día de chicas y saliendo a andar en patines.

Luego vino una pasajera separación, de no más de dos meses: Charly tuvo que hacer la “colimba” en Campo de Mayo. Fue una experiencia amarga –que comenzó con el duro golpe de tener que cortarse el pelo bien cortito-, de la cual intentó escapar de diversas maneras. Incluso, llegó a intoxicarse con pastillas, fue a para al hospital y aseguró haber recibido allí la visita de un ángel. Esto resultó el disparador para componer “Canción para mi muerte”. Después de varios desmanes –que incluyeron el robo de un cadáver al que sacó a pasear por los jardines “porque estaba pálido” – el Ejército lo dio de baja declarándolo “maníaco depresivo con personalidad esquizoide”. Triunfante y liberado, volvió al lado de su amigo Nito para dedicarse de una vez por todas a lo que realmente le gustaba: la música.


1972


Bajo las influencias de Elton John y Bob Dylan, Charly García y Nito Mestre se juntaron en Sui Generis sin saber que cambiarían la historia del rock nacional. Con proponérselo, se convirtieron en líderes de buena parte de una generación argentina. “Debo reconocer que al principio me atrajo esa admiración que despertábamos. Pero de todos modos, nunca me sentí cómodo en el papel de ídolo”, confesaría muchos años después.

Con Vedia en guitarra, Alejandro Correa en bajo, el baterista Beto Rodríguez y Carlos Piegari en los coros, el debut fue como teloneros del grupo Huincam comandado por Litto Nebbia. Después, salieron de gira como soportes de Pedro y Pablo; y León Gieco los invitó a participar en un concierto en el Teatro de Luz y Fuerza.

Se conocieron, la admiración fue mutua y a partir de allí Gieco y García se convirtieron en “amigos del alma”. De a poco Charly se fue metiendo en el medio y consiguió trabajo como tecladista en el grupo La Pesada del Rock and Roll y junto al debutante Raúl Porchetto.

Una noche, a la salida de un recital, se le acercó una chica y le dio su teléfono. Más tarde la llamó: era María Rosa Yorio, quien por entonces estudiaba teatro. Empezaron a salir clandestinamente porque el músico tenía su novia oficial llamada Maggie. Pero un día María Rosa se cansó y lo puso contra la pared: “Ella o yo”. El apriete le salió bien: la eligió a ella. Como las relaciones de estos jóvenes no eran del todo buenas con sus familias, pronto se mudaron a una pensión en Aráoz y Soler, y más tarde a otra un poco mejor en el barrio de San Telmo. Ninguno de los dos tenía una buena entrada económica así que fueron tiempos difíciles, aunque poco les importaba.

Después de incursionar por todas las compañías grabadoras, los Sui Generis encontraron apoyo en el productor Pierre Bayona y pudieron sacar en el mes de noviembre su primer disco, “Vida”.

Se transformó en un inesperado y verdadero éxito –sobre todo entre los adolescentes-, pero a la vez muchos rockeros salieron a criticar por “blandos” a estos dos adolescentes de look desgarbado.

A Charly, la nueva de “famoso” le molestaba. Hacía lo imposible por no asistir a lugares donde hubiera mucha gente aunque todavía no se había convertido en el ídolo que sería después. Era muy tímido y sólo disfrutaba de los momentos encerrado con su mujer y amigos.

El grupo se consolidó en octubre de 1973 al editar el segundo trabajo discográfico: “Confesiones de Invierno”. Allí se reunieron varios temas hoy legendarios como “Rasguña las piedras”, “Cuando ya me empiece a quedar solo” y “Bienvenido al tren”. “Nos teníamos una fe ciega, criminal casi”, recordaría Mestre mucho tiempo después.

Y fueron muchos más que un simple grupo de rock.


1974


La situación política en el país se tomaba cada vez más difícil. La Triple A combatía con violencia cualquier cosa que no le gustara. No era un buen momento para atacar a las instituciones. Y justo eso era lo que se le había ocurrido hacer a Charly. “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” reunía un par de temas que no iban a superar la censura: las canciones “Botas Locas y “Juan Represión” debieron ser suplantadas por otras, y otros temas debieron modificar sus letras antes de entrar el estudio de grabación. Pero en un recital que ofrecieron en Montevideo decidieron darse el gusto de cantarlos. La situación por la que pasaba Uruguay era similar a la de este país y la policía los arrestó caso sobre el escenario. Fueron llamados a declarar. El primero en hablar fue Charly y sobre la marcha cambió las letras de las canciones. El resto de la banda aseguró que no las sabía, ya que ellos eran simples músicos, y todos pudieron salir pronto en libertad.

El disco fue muy elogiado aunque no vendió como se esperaba. Esto deprimió mucho a Charly y decidió separarse del grupo. Al enterarse, los productores pusieron el grito en el cielo: se acababa la gallina de los huevos de oro. Para calamar los ánimos, García les propuso hacer un recital de despedida. Y nada menos que en el Luna Park.

Nadie creía en la disolución del grupo. A los carteles que publicitaran el megarrecital por toda la ciudad se sumaron los graffiti de los fanáticos de la banda. “Adiós Sui Generis” fue un espectáculo que reunió a más de veinticinco mil personas y plantó un precedente histórico en el rock nacional. A la salida, Charly se fue a cenar con María Rosa a un restaurante de la calle Corrientes. Allí estaba León Gieco con su mujer, que habían presenciado el show. “Loco, hace media hora dominaba el Luna Park lleno de gente y ahora estoy solo”, reflexionó Charly. La decisión estaba tomada.

Un mes más tarde salieron a la venta dos larga duración grabados en vivo durante aquella apoteósica despedida.


1976


Sui Generis estaba agotado. Charly comenzó a incursionar por otros caminos de la música. A la vez, empezó a ir al psicoanalista porque se seguía sintiendo muy angustiado. Se pasaba todo el día encerrado en su departamento, tocando y componiendo, prácticamente sin hablar con nadie. Hasta que logró poner en funcionamiento La Máquina de Hacer Pájaros (nombre que tomó de una historieta del dibujante Crist). Este nuevo grupo, más alejado de la línea melódica y las baladas folk, se formó con Oscar Moro, José Luis Fernández, Gustavo Bazterrica y Carlos Cutaia. Debutaron en Cosquín, donde estrenaron algunos temas que luego compondrían el disco que llevó el mismo nombre de la banda. Durante varios meses, de jueves a domingo, se presentaban en La Bola Loca, el boliche de Atilio Stampone que alberga cada noche a más de doscientas personas.

El golpe militar asustó a todos. Charly sentía miedo y salía a la calle lo menos posible. Creía que en cualquier momento su nombre integraría las listas negras. No sólo temía por su vida, sino también porque pronto iba a convertirse en papá. En marzo de 1977 María Rosa dio a luz a Migual Angel García. A pesar de la llegada del bebé, las cosas en el matrimonio no andaban nada bien. Charly estaba muy embalado en sus proyectos, sólo prestaba atención a su música y ella se sentía sola. A los pocos meses decidieron separarse. No pasó mucho tiempo para que María Rosa encontrara una nueva compañía: nada menos que en el mejor amigo de su ex marido, Nito Mestre. Durante ese invierno, La Máquina se reunió en un sótano que cada vez que llovía se inundaba, para dar forma a un segundo disco: “Películas”. Aunque fue muy bien recibido y llenó un Luna Park se desintegró en octubre de ese mismo años. A Charly le costaba acostumbrarse a esa nueva vida de padre, alejado de María Rosa.


(Biografía completa de Charly García antes y durante la vida de Sui Generis)

Charly García


Porteño y de Caballito, nacido el 23 de octubre de 1951, Charly García (Carlos Alberto García Moreno) es sin duda un elegido. Empezó a estudiar piano a los tres años y a los cuatro ya ejecutaba conciertos. Todos empezó por la influencia de un abuelo de origen holandés que tocaba el piano como aficionado. Y así, entre el piano del abuelo y las canciones flamencas de la mucama española, Charly se sintió tan arrebatado por la música que los padres decidieron comprarle de inmediato un piano de juguete para canalizar su ferviente inquietud. Las notas arrancadas a ese simple pianito llegaron hasta el piso de arriba donde había un pian real y los amables vecinos, dueños de un experto oído musical e intrigados por la precocidad musical del pequeño, quisieron saber hasta dónde podía llegar su proyección como ejecutante. Lo sentaron ante el teclado a la espera del descubrimiento de un nuevo Mozart y no fue tan mal. Tocaron Torna a Sorrento y el pequeñín lo repitió de oído fallándole a pocas notas. De ahí hasta el conservatorio existió solo la distancia de un suspiro. Así, a los tres años, Charly se encontró ante una dedicada profesora, Julieta Sandoval, quien empezó a encaminarlo hacia lo que hoy es: uno de los músicos más inspirados y uno de los artistas más talentosos que ha dado el sur del mundo en las tres últimas décadas del siglo XX.

A los doce años, Charly vivió dos hechos que resultarían claves en su vida: se recibió de profesor de piano y conoció la calle. Su mundo inundado de música clásica -Bach, Bártok, Chopin- se enfrentó con la árida rutina del colegio secundario en el que los héroes no tenían esos nombres sino que usaban camisetas de fútbol o tocaban la guitarra eléctrica. Allí la música también servía para bailar y conocer chicas, y sus dioses se llamaban John, Paul, George y Ringo, y Elvis. Así, Charly se encontró con su edad y aceptó los nuevos modelos. A través de ellos experimentó una importante sensación: "Se puede ser un eximio ejecutante de música clásica y eso es bueno, pero mucho mejor resulta ser un creador; un inventor de música y letras". Cuando ello aconteció, el Olimpo de García pasó a ser ocupado por Bob Dylan, mientras el conservatorio se perdió en el infinito pasado.

El salto resultó muy violento y su integración al mundo de la calle no fue fácil, máxime si se toma en cuenta el carácter ultrasensible y tímido de García. Pero sin duda esa discrepancia sirvió para que se agudizase en él su espíritu de artista que fructifica de acuerda a la medida en que le toca lo observado y lo sentido. Confesaría años después: "Yo empecé a escribir sobre todo lo que me pasaba: la incomprensión que encontraba en el colegio, las broncas con los profesores. Quería ser músico pero no veía la salida. Chocaba contra un montón de preconceptos. Al parecer, un músico estaba radiado de toda la vida normal, mientras que, en el colegio, el uso del saco y la corbata, agregado a la prohibición del pelo largo, entraba en el plano del absurdo. Ya de movida no entendía nada. Encontré un claro desfasaje entre los que yo sentía y el personaje que debía asumir para la convivencia. Para mantener la careta debía promoverse un juego de represión total. Nuestro colegio era mixto, pero en el reglamento las chicas debían observarse como marcianas a las que no se podía hablar ni saludar. En un mundo donde la afirmación del hombre debe ser sí, había que vivir para e no. Me veía educado para la impotencia. El rock resultó un canal, una sangría en la que podía derramar mi ideología, mi forma de ver la vida y los deseos más ocultos; es decir, me permitía mostrar al Charly más auténtico y que a nadie quería causar mal con su palabra; era la felicidad, la comunicación. Entonces comencé a reflejar en mis canciones esa serie de íntimas roturas y alegrías. Creo que si el éxito logrado por Sui Generis se consiguió a través de la música, mucho más se obtuvo por las letras. Ellas se identificaron plenamente con los problemas vividos por los muchachos de mi misma edad; una realidad a veces sufriente que nada tenía que ver con la novelita rosa de la TV, la radio y la literatura. Allí había un mundo que se podía recorrer con toda satisfacción y libertad".

"Al acostarme, por la noche, me sentía feliz, pero no podía bancarme la calle. Ahí me comía todos los bajones. Sólo me servía tocar. Ahí navegaba en otra dimensión, sentía que estallaba, que iba a reventar de placer. No hay cosa más erótica que la música. La energía sexual es la potencia más alta que tiene un tipo, pero frente a ese hecho siempre hay una mujer; yo puedo comunicarme con las mujeres desde el piano, fuera del piano no se manejarlas ni puedo vivir su forma de ser. Las mujeres están un poco para amarlas y para sufrir por ellas, pero principalmente están para escribir canciones. Durante mucho tiempo me sentí dentro de un huevo y recién muchoa años después sentí que había roto el cascarón. Es no significa que me haya liberado del sufrimiento, porque cuanto uno más crece, más choca contra las torturas y el dolor".

El primer grupo formado por Charly, mientras comenzaba el colegio secundario -el instituto cívico militar Dámaso Centeno-, se llamó "To Walk Spanish", que traducido del inglés querría decir algo como "Para caminar España", pero que en realidad es un dicho escocés que significa "Los que hacen lo que quieren". Charly llegó a esa acepción revisando diccionarios. Así también encontraría el nombre para su siguiente grupo, el que formó junto a su amigo de cuarto año Nito Mestre: Sui Generis. "Único en su tipo", dijo el libro, y lo eligió.

"Comencé a escribir canciones y a querer comunicarme a través de ellas -explica Charly, al relatar sus primeros pasos como músico de rock. Para lograrlo debía apelar a los medios de comunicación de masas. El primer paso consistió en acudir a una grabadora. Las visité a todas con mi música y mis versos al hombro, y en todas me dijeron que no. Así supe que algunos envasan música como si fueran garbanzos. No importa que sean buenos o malos, la cuestión es que vendan. Esa deprimente máxima no me afectaba, porque yo sabía que estaba haciendo algo que, además de gustarme, de satisfacerme, tenía futuro comercial. Hasta que un día apareció Jorge Alvarez. Después de escucharnos a Nito y a mí, nos dijo: "Vengan, pibes". A la semana estuvimos grabando. Así empezó la vida pública de Sui Generis"


Fuente: http://ar.geocities.com/fercamm84/biografiacharly.htm

viernes, 31 de octubre de 2008

Opening

Doy inicio a este blog principalmente por curiosidad, en donde tratare temas en su mayoría referidos a la música, como el nombre del blog lo indica, a la “música del alma” que todos llevamos dentro. El titulo mismo sale de un álbum de el maestro Charly García (Carlos Alberto García Moreno) persona a la que admiro musicalmente por todos esos grandes temas que marcaron a la Argentina y muchas veces nos acompañaron en los momentos de angustia, alegría, nervios, etc. Porque la música es algo difícil de definir (pero hago el intento), es una secuencia de sonidos producidos por uno o varios instrumentos generalmente acompañada por una melodía, que en buenas manos, voz, expresividad y talento, tan armoniosamente endulzan nuestros oídos penetrándonos por dentro y haciéndonos sentir acompañados, con fuerza para seguir y para despejarnos de la tan odiada rutina, olvidándonos por momentos del afuera, trasladándonos a nuestro propio lugar, a nuestro mundo de ideas y fantasías, a la canción o melodía misma, nos representa a nosotros mismos, nos cambia y nos genera estados de animo, entre muchas cosas mas, es por eso que como bien dice en tres palabras Charly: es nuestra “música del alma”. En fin para los que realmente saben lo que es la música me entenderán, y sabrán que no se puede vivir sin música una vez que la conoces, y nunca terminas de conocerla una vez que la descubrís.